De entre muchas otras opiniones, quisiera dar la mía acerca de este libro. Se ha dicho y escuchado que este libro es aburrido, que no se habla mucho de Quito siendo el autor un quiteño, que se narra cada acción que hace el Dr. Morga durante todo el libro, entre otras.
Cabe hacer una aclaración antes de seguir con mi opinión: el libro sí lo hace un quiteño (Alfonso Reece), pero no es quien crea la historia de Morga, sino que transcribe lo que en vida el mismo Antonio de Morga relata en sus escritos, luego de encontrarlos.
Por lo tanto, decir que del libro se espera una bella descripción de la ciudad de entonces y aún más por lo que es escrita por un quiteño, carece de sentido y fundamento.
Para ser sincero, al principio no me gustaba el libro. No hablaba nada de lo que yo esperaba: algo acerca de Quito. Hubo que pasar varios capítulos para que al fin el Dr. Morga aliste sus maletas y viaje hacia la Real Audiencia de Quito para desempeñarse como Presidente por orden de España.
Y de este modo, el libro se me hizo más interesante porque tenía siempre la expectativa de saber lo que en aquella época era Quito como ciudad y como Reino, sus extensiones, su gente, sus límites, sus características, etc.
En fin, el libro me ha parecido excelente por la manera en que se narran todos los sucesos acaecidos en estas tierras colonizadas y la forma de expresarse de ellas. Durante todo el libro, nunca percibí una mala observación hacia la ciudad, sino más bien varias que la exaltaban. Incluso Morga decía que si Quito se convertía en virreinato, sería mejor que la del Perú y una de las mejores de la América española.
Podría hablar acerca de muchas de las cosas interesantes que me llamaron la atención en el libro, y que además, me han enseñado a identificarme como quiteño y ecuatoriano a la vez. Pero uno de los objetivos de este blog es que haya muchas opiniones, con las cuales poder compartir nuestras ideas. Eso sí, cada una de ellas demostrando el respectivo respeto.
Cabe hacer una aclaración antes de seguir con mi opinión: el libro sí lo hace un quiteño (Alfonso Reece), pero no es quien crea la historia de Morga, sino que transcribe lo que en vida el mismo Antonio de Morga relata en sus escritos, luego de encontrarlos.
Por lo tanto, decir que del libro se espera una bella descripción de la ciudad de entonces y aún más por lo que es escrita por un quiteño, carece de sentido y fundamento.
Para ser sincero, al principio no me gustaba el libro. No hablaba nada de lo que yo esperaba: algo acerca de Quito. Hubo que pasar varios capítulos para que al fin el Dr. Morga aliste sus maletas y viaje hacia la Real Audiencia de Quito para desempeñarse como Presidente por orden de España.
Y de este modo, el libro se me hizo más interesante porque tenía siempre la expectativa de saber lo que en aquella época era Quito como ciudad y como Reino, sus extensiones, su gente, sus límites, sus características, etc.
En fin, el libro me ha parecido excelente por la manera en que se narran todos los sucesos acaecidos en estas tierras colonizadas y la forma de expresarse de ellas. Durante todo el libro, nunca percibí una mala observación hacia la ciudad, sino más bien varias que la exaltaban. Incluso Morga decía que si Quito se convertía en virreinato, sería mejor que la del Perú y una de las mejores de la América española.
Podría hablar acerca de muchas de las cosas interesantes que me llamaron la atención en el libro, y que además, me han enseñado a identificarme como quiteño y ecuatoriano a la vez. Pero uno de los objetivos de este blog es que haya muchas opiniones, con las cuales poder compartir nuestras ideas. Eso sí, cada una de ellas demostrando el respectivo respeto.
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