jueves, 28 de febrero de 2008

Sensaciones.

He notado que Pablo Palacio hace de la anatomía humana una de las herramientas más útiles para poder narrar los cuentos. Cuando se ha leído por ejemplo “Brujerías”, uno se va imaginando la historia con la ayuda de las palabras que nos narran las transformaciones que van teniendo los personajes.
En el cuento del Joven Z, se hace aún más presente esta característica anatómica. Al pobre personaje le sucede cada cosa, que la narración hace sentir la desgracia o el sufrimiento que acaece en él.
En algunos cuentos más, también aparecen las descripciones anatómicas humanas, dando así al lector la sensación de leer cosas relacionadas con la carne, los cadáveres, los huesos, la sangre, etc.
Esto, especialmente en el cuento del “Antropófago”. Toda la historia se relaciona con dichas sensaciones.

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