jueves, 28 de febrero de 2008

Eliécer Cardenas

Uno de nuestros mejores escritores Ecuatorianos es un narrador, dramaturgo y periodista. La ruptura de la tradición se cumple a cabalidad con este autor. Para la novela Polvo y Ceniza el crítico Agustín Cueva puntualiza: "Saga de un Ecuador desaparecido, esta obra a la par profundamente épica y profundamente lírica recoge y poetiza la vida de bandidos legendarios como Naún Briones, de virtuosos del carterismo 'urbano' como el Águila Quiteña, de siniestros salteadores de caminos como los Quiroz y hasta de personajes del arte y la bohemia de Quito como el "monstruo" Paredes, para a través de todos ellos y de una sin par ternura tratar de rescatar nuestro inmediato pasado del olvido y de la muerte, del polvo y las cenizas."
Otra nueva y diferente obra del escritor ecuatoriano Eliécer Cárdenas “El Oscuro Final del Porvenir” aborda, con ironía, de modo implacable pero también con una pizca de filosófica piedad, un desastre financiero del país. La quiebra de un poderoso banco desencadena una serie de historias paralelas que van entrelazándose conforme un país entero asiste, estupefacto al principio, indignado hasta el paroxismo luego, a la impúdica radiografía de un sistema fraguado en equívocos, falsos balances, créditos fantasmas y en la trapacería de sus cúpulas.
Es de los escritores que cree que para lograr una buena obra literaria no se debe escribir de manera cruda, sensacionalista; ninguna literatura es morbosa, puede tocar los temas más controversiales, más aberrantes, pero siempre por sobre todo existirá esa aura de la palabra, esa aura de la expresión, que lo eleva. Una de las funciones de la literatura es transfigurar esta realidad, no embelleciéndola, mintiéndola, ni falseándola, pero sí, dándole una trascendencia, muy acorde con la existencia humana, pues el hombre, incluso, en sus peores momentos, es un ser trascendente. La literatura, por supuesto, refleja esa trascendencia.
Las ideas serán el reflejo de la grandeza del hombre. El humanismo de la literatura refleja eso y se opone a un mundo como el actual, donde vemos ese desquiciamiento global, incluso con desastres ecológicos y todo, que no vienen al caso, pero de lo cual también es necesario hablar, porque estos fenómenos son producto del irrespeto del hombre por la naturaleza, muchas veces por la codicia, por la locura, por el sensacionalismo, por el poder, o talvez porque queremos que todo se acabe con nosotros, por el odio, la utilidad del egoísmo, incluso la perversión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones por esta iniciativa.
Convendría desarrollar mejor la idea de trascendencia que el autor propone en la entrevista de Diario La Hora. Esa idea se observa en muchas de sus obras y en la del Final del Oscuro Porvenir también se podría indicar en qué manera está presente o ausente.
animo y que sigan bien.
Carlos Ignacio, S.J.